
La palabra “deuda” suele estar atada al ámbito financiero, pero las organizaciones también sufren por otro déficit que viene de la acumulación y la rigidez de sus políticas, sus procesos y sus estructuras. Se llama deuda organizacional, un lastre que a menudo intenta ser eliminado a través de grandes transformaciones que no alcanzan a dar flexibilidad y agilidad para enfrentar los desafíos de un mundo cada vez más complejo. En este artículo abordaremos cómo hacerlo de forma eficiente.
Adiós a la burocracia obsoleta
La estructura formal de una organización se refleja en sus papeles: el organigrama, las funciones de los cargos, los procesos y las políticas. Al no funcionar aislada del mundo, esta planificación queda más tarde o más temprano desactualizada, no reflejando la mejor manera de trabajar.
Con el tiempo el desfasaje entre el contexto y la estructura acumula errores, vacíos, potencialidades no implementadas y demás vicios muchas veces ganados de un exceso de burocracia o, en el otro extremo, la ausencia de desarrollo de estructuras y procesos.
Los equipos de trabajo empiezan a sobrecargarse, a repetir pasos de manuales sin real impacto en la tarea y se les nubla la visión a maneras más simples de hacer.
La sobrecomplicación vuelve a las organizaciones más lentas y ajenas al pulso del afuera llevando a que pierdan oportunidades. Este déficit busca incesantemente ser eliminado, pero no todas las instituciones o empresas atienden el llamado. Y si lo hacen, recurren a recetas que ya no dan resultados.
Cómo eliminar eficientemente la deuda organizacional
Te invitamos a encontrar la respuesta leyendo el artículo que Okara nos comparte en el siguiente enlace
{{cta('3181f4f7-1a84-48fd-930f-fe6799170b39','justifycenter')}}

Este artículo es original de nuestro colaborador Okara, ver el artículo completo aquí.