En el marco del Mes de la Mujer, en Infocorp conversamos con nuestra CEO, Ana Inés Echavarren. Un espacio de charla donde compartió su mirada acerca del rol que ocupan las mujeres en la industria tecnológica actual y, sobre todo, un diálogo inspirador que nos ayudó a conocer de qué manera hizo “oídos sordos” a los prejuicios de género para construir una carrera profesional ejemplar.
Alrededor del mundo han surgido muchas iniciativas que fomentan la inclusión de las mujeres en el sector tecnológico. Sin ir más lejos, Girls in Tech es una de ellas. Un programa del que Infocorp ha sido parte, y que realiza un gran trabajo en la difusión y promoción del papel de las mujeres en la tecnología.
Sin embargo… ¿Por qué creés que sigue siendo un campo asociado a los hombres? ¿Qué valor le das a estas iniciativas?
En mi opinión, esta asociación viene de larga data. Históricamente -por lo menos en Uruguay- la tecnología se vinculaba directamente con las ingenierías, un campo que siempre fue visto como duro, aburrido y reservado a los hombres. Lamentablemente, estaba el mito de que las ingenierías no eran una opción atractiva para las mujeres. Lo mismo ocurría con las ciencias.
Por suerte, el desarrollo tecnológico y las condiciones que ofrece el mercado actual han aportado a modificar esta realidad. Y es que la tecnología abraza el talento, la creatividad y el esfuerzo, condiciones que no tienen nada que ver con el género. Ejemplos hay de sobra. De hecho, acá en Uruguay contamos con mujeres maravillosas que marcan tendencia a nivel internacional y son referentes del mundo científico y tecnológico.
Justamente, iniciativas como Girls In Tech, buscan visibilizar esta realidad. Mostrar-a través de la lupa de profesionales destacadas- que las posibilidades están allí para ser aprovechadas. De hecho, creo que deberíamos fomentar la aparición de más programas de este tipo.
¿Qué te llevó a elegir una carrera en computación y cómo fue tu transición hacia una posición gerencial, considerando que el nivel de CEO no está asociado típicamente con perfiles tecnológicos?
Mi elección de la carrera fue más por casualidad que por otra cosa. Siempre fui muy curiosa y me gustaba el mundo de los números, las matemáticas, la física y la química. Además, la manera de razonar que yo tenía me simplificaba su estudio. Entonces, por decantación, me decidí por una ingeniería.
Sin embargo, en ese momento también tenía que trabajar. Por lo tanto, elegí la Ingeniería más corta, la que me permitiese ingresar al mercado laboral de forma rápida. Ing. en Computación cumplía con estos requisitos. Así que sí, digamos que también la elegí por conveniencia. Lo que no esperaba era encontrarme con un mundo tan apasionante.
¡Y es que programar-lo que todos se imaginan- era solo una parte de la carrera! De hecho, les cuento un secreto, nunca aprendí a programar bien en mi vida. Lo mío era la parte de negocios, de resolución de problemas. Sinceramente, me enamoré de ello. También me di cuenta de que era buena para escuchar y proponer soluciones. Me resultaba apasionante traducir un desafío en un producto tecnológico.
Poco tiempo después, mi ética de trabajo y sobre todo ¡mi suerte! me llevaron a dar con las personas indicadas en el momento adecuado. Y así llegó mi primera gran oportunidad. Hice una pasantía en una empresa de uno de mis profesores de la facultad y como yo hablaba inglés y francés- y en la oficina era la única que los manejaba con cierta fluidez- me mandaron a Canadá. Fue un viaje de unas pocas semanas que terminó durando más de 8 meses. Allí trabajé en el área de Business Intelligence. Programé muchísimo sí, pero al mismo tiempo disfruté de una de las experiencias más reconfortantes de mi vida.
Ese viaje fue revelador, me dí cuenta lo mucho que me gustaba tener contacto con el cliente, proponer soluciones, gestionar y, sobre todo, viajar. Luego de Canadá siguió Río de Janeiro y la obtención de mi título. Pero algo había cambiado dentro mío y eran esas ganas de darle un giro a mi carrera.
¿Y entonces?
Entonces decidí hacer un MBA, pero lamentablemente la empresa en la que trabajaba no me lo quiso pagar. Busqué otra alternativa, junté dinero y me inscribí a un curso en la Universidad ORT. Allí me hice amiga de Juan Zangaro, gerente de Desarrollo de Infocorp, que me invitó a trabajar en la empresa. Al poco tiempo de ingresar conocí a Gabriel Colla, gerente general en ese momento y una de las personas más brillantes con las que he tenido el gusto de compartir, además de un ser humano generoso que se convirtió en uno de mis mentores. Él vio algo en mí, vio el hambre, las ganas de ir para adelante que tenía.
Más adelante, con la crisis cambiaria del 2000, la empresa debió buscar nuevos mercados y yo ocupé el puesto de Gerente de Desarrollo. Juan se tuvo que trasladar a uno de estos nuevos destinos y me ofrecieron el puesto. En simultáneo, comencé mi MBA. Todos estos hechos fueron el punto de partida para que siguiera enriqueciendo mis conocimientos y me preparase para mi siguiente gran cambio, liderar la apertura del área de producto de la empresa.
¡Sos el ejemplo vivo de la reinvención!
Podría decirse que sí. Como te señalé, soy una persona que disfruta de los desafíos. Por ello, luego de mi etapa como gerente de producto decidí cambiar de nuevo. Me fui a trabajar al área comercial de la empresa, que hasta ese momento no terminaba de traccionar. ¿El problema? ¡Yo no sabía vender! y encima estaba convencida de que no me gustaba. Pero bueno, la vida me sorprendió una vez más y el rol me terminó encantando. Allí aprendí un gran secreto: el cliente le compra a una persona y ganarte su confianza es lo más importante.
Luego de todo este periplo, tuve el inmenso honor de que me hagan socia de Infocorp y de compartir board con 3 mentores impresionantes, Gabriel Colla, Martín Naor y Andrés Cerisola. Con el retiro de Martín me propusieron mi puesto actual, CEO de la empresa, algo que me parecía increíble. Pero que también tenía sentido porque conocía muy bien todas las áreas de la empresa. Y acá estoy, disfrutando de esta experiencia.
En tu historia destacan cuatro elementos importantes: la búsqueda activa de protagonismo, la reinvención constante, el lugar que encontraste en Infocorp como espacio de crecimiento y tu empatía. En este sentido, me contaron que tenés una costumbre, te gusta estar al tanto de los nuevos ingresos y hablar con ellos personalmente. ¿Qué buscás en esas conversaciones y qué esperas obtener?
Creo que es fundamental que los nuevos talentos conozcan a los referentes de la empresa desde el día uno. Dependiendo del rol que ocupen, tienen mayor o menor contacto conmigo, pero siempre trato de estar cerca de ellos- con el trabajo remoto esto es un poquito más complicado-. Sin embargo, el mensaje está claro: es importante que sepan que Infocorp no es solo un nombre, es un grupo de personas que colaboran y conforman el sentir de la empresa. Infocorp es el resultado de ese proceso. De esta manera, es importante que los recién llegados internalicen esa cultura. Como decía Gabriel Colla, trabajar juntos debe ser un placer. Mi objetivo en esas conversaciones es comunicarles eso, que lo sepan de primera mano.
También en esas pequeñas charlas quiero asegurarme de que nuestras acciones estén en línea con nuestras palabras y que cada persona se sienta libre de expresar lo que siente. Que no tengan miedo de preguntar o sugerir. Por suerte, la mayoría lo percibe así y eso me hace sentir muy orgullosa de mi trabajo como CEO.
¿Los empleados se animan a dar su opinión?
Con el trabajo remoto es un poco más difícil. Por suerte, siempre hay alguien que me hace consultas o sugerencias, ya sea por correo electrónico o cuando me encuentra en los pasillos de la empresa. También hay varias personas que he identificado como líderes con las que me reúno para que me den feedback. Esto lo hago al menos una vez al año. Y sus intervenciones son valiosas porque aportan frescura al ambiente y hacen que las personas se sientan escuchadas. ¿Una máxima? Las puertas de mi oficina están siempre abiertas para escuchar cualquier pregunta o sugerencia.
Como CEO de una empresa tecnológica importante y luego de haber transitado varios puestos gerenciales, ¿Sentiste alguna vez barreras de género? ¿Qué consejo le darías a una mujer que recién se incorpora al mundo laboral?
Lo que mejor me funcionó es ser yo misma, ser directa. Aunque con el tiempo aprendí a suavizar un poco mi personalidad, nunca dejé de confiar en mis habilidades y jamás permito que me subestimen. Esto es algo que los profesionales valoran, independientemente del género. Por supuesto, existen excepciones. Sin embargo, no creo que sea la realidad general de la región.
Por lo tanto, mi consejo para las mujeres que recién comienzan en el mundo laboral es que confíen en sus habilidades y demuestren todo lo que saben y pueden aportar. Enfóquense en sus capacidades y sus talentos. A esta altura, el mundo entiende que las mujeres son esenciales para cualquier empresa, ya que aportamos una visión única y enriquecedora. Las compañías necesitan diversidad, y el género no debería ser visto como una desventaja, sino como una fortaleza.
¿Y cómo posicionás a Uruguay, desde el punto de vista corporativo, en términos de igualdad, brecha de género, salarios, etc.?
Creo que falta trabajo por hacer porque algunas estadísticas así lo reflejan. Sin embargo, como dije antes, hoy en día las empresas de la región están entendiendo que la diversidad es sinónimo de mejores resultados y que el género no debe ser un condicionante. Por supuesto, en algunas industrias esa brecha puede existir de manera mucho más marcada, pero en el sector tecnológico se ha reducido a pasos agigantados. Y en Infocorp somos un ejemplo de este avance.
De hecho, es una empresa donde no existe desigualdad alguna y donde las mujeres aportamos una visión totalmente superadora. Yo misma soy un ejemplo de ello. ¿Quedan cosas por hacer? ¡Obvio! Pero el cambio en los últimos años ha sido impresionante y el esfuerzo que se está haciendo en dicha dirección es muy valorable. Debemos seguir por este camino.
Me corro un poco de la cuestión de género para hacerte otra pregunta más general ¿Cuál es tu mirada sobre el futuro de la Fintech? ¿Ves alguna tecnología en el horizonte que pueda generar un salto cualitativo o disruptivo?
Mirá, los cambios disruptivos ocurren cada vez más rápido, por lo que ya no se puede hablar de líneas de tiempo predecibles. Antes, se podía planificar con una anticipación de hasta 10 años, pero hoy en día, cuesta planificar para el próximo año. La inteligencia artificial cambiará la forma en que trabajamos, especialmente en tareas repetitivas, pero no reemplazará a las personas debido a la importancia inherente de la creatividad, la empatía y la experiencia humana. La diversidad de vivencias y puntos de vista distintos, junto con la conexión interpersonal, siempre serán necesarios en un equipo. Los trabajos van a empezar a cambiar y se volverán más divertidos. Las tareas más repetitivas serán automatizadas, y esto va a permitir que los humanos aportemos valor desde otro lugar. Las emociones y lo vivido por una persona juegan un rol tan fuerte que es difícil que sean suplantadas. Por eso no tengo miedo, es una gran oportunidad para reinventarse.
Asimismo, no podemos dejar de analizar el impacto de estas tecnologías en el día a día de la empresa. Hay que estudiarlas para determinar cómo se pueden incorporar para ser más competitivos y eficientes. También es fundamental considerar la delgada línea entre un buen y un mal uso, y valorar las cuestiones de privacidad y ética que vayan surgiendo.
Por último, tengo tres preguntas poco relacionadas entre sí, así que te las voy a hacer en un orden absolutamente arbitrario.
¿Cuál es tu opinión sobre el fenómeno de humanización de las marcas corporativas, donde los usuarios confían más en las caras visibles y voceros de la empresa que en la marca en sí?
Mi experiencia en ventas me permitió entender que los clientes les compran a las personas. No a las marcas. La confianza en el vendedor es el intangible que más valoran. Por supuesto, hay una simbiosis entre ambas, pero los usuarios al momento de comprar eligen en base a la confianza, la empatía y la pasión con la que uno les transmite el valor de un producto. No sé si esto ocurre en todos los sectores, pero en empresas de proyectos como Infocorp, la calidad humana del equipo es fundamental para lograr mejores ventas y colaboraciones. Cuando compramos a una marca, en realidad, estamos comprando la confianza que nos brindó una persona que representa a esa marca. A esta altura, es imposible negar que a las empresas las hacen las personas.
¿Qué habilidades o conocimientos crees que se deberían enseñar en la educación básica?
Los chicos deberían entender cómo funciona un proceso tecnológico. Es importante incorporar la lógica de programación en las aulas y enseñar a pensar de manera orientada a la resolución de problemas. También es crucial conocer aspectos básicos sobre inteligencia emocional y gestión de las emociones.
¿Qué consejo le darías a una chica de dieciocho años que está por elegir una carrera universitaria?
Le diría que hable con alguien que trabaje en el mundo de la tecnología. Es normal que las personas piensen que la industria tecnológica es sinónimo de saber programar, pero la realidad es que es mucho más que eso. Gracias a la tecnología, tuve la oportunidad de viajar, conocer profesionales impresionantes y entender muchos negocios. Además, la industria ofrece un mundo de oportunidades para las mujeres, donde se valora la capacidad de trabajo por encima del género u otras cuestiones. Es uno de los mercados donde el conocimiento y el esfuerzo son los principales motores del éxito.
¡Si no tienen a alguien conocido que trabaje en este mundo, no duden en ponerse en contacto conmigo!